domingo, 14 de febrero de 2010

Que no me voy

Que como viajo con billetes gratis de cuando en cuando, no me han llevado a Buenos Aires porque el vuelo iba petado, así que me he quedado a las puertas del embarque con una cara de gilipollas que ni te lo crees. Ya iré más adelante, me digo a mí mismo mientras cojo un taxi en la heladora noche de Barajas.
De vuelta a casa veo la gala de los Goya, convenientemente pergeñado de un buen jamón y una botella de vino. Me ha encantado este año, aunque me parece un escándalo que el Goya a la mejor actriz de reparto se lo hayan dado a Marta Etura, que hace un papelino en comparación a las demás, y, encima, en detrimento de Vicky Peña, estupenda donde las haya. Almodóvar tiene cuerda y la suelta en el momento final de la gala. Lola Dueñas tiene duende y los académicos lo saben, los directores lo saben y los cinéfilos la adoramos porque tiene mil registros y no va de nada.
Pongo los juegos olímpicos de Vancouver y me encuentro a la estupenda locutora de TVE Paloma del Río, que lleva años retransmitiendo patinaje artístico, pero lo mismo te cuenta salto de esquí, de esquí de fondo, judo, esgrima, windsurf y lo que le pongan por delante, ya deberían aprender de ella. Lo mejor es la caña que mete y las ácidas críticas que desliza en sus comentarios.
Pero vaya, que esto lo escribo porque tendré que esperar a irme a Buenos Aires, que ahora todos los vuelos van hasta arriba y yo paso de irme a Barajas todos los días a que se me quede la misma cara que anoche. Un cuadro.

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