martes, 23 de febrero de 2010

Nada especial

Desde que publiqué la última entrada en el blog no he parado. Voy con Maria José a ver "A Single Man", la de Tom Ford, que me gusta pero no me encanta; es muy estética, eso sí, como no puede ser de otra manera siendo quién es el director, y tiene planos inequívocamente almodovarianos. La interpretación de Colin Firth y Julianne Moore es lo mejor de la película. Nado ya al mismo nivel anterior a la operación, llevo ganados ocho kilos y medio, me encuentro genial. Me reúno, trabajo, voy ganando en fuerza y operatividad que durará... ojalá mucho. Otra noche ceno con ex Audelis y se viene mi sobri, después tomamos una copa en Why Not, que no estaba muy divertido esa noche. Al día siguiente un compi del cole y de universidad me invita a su cumpleaños y hay muy agradables reencuentros con gente que parece que no ha desaparecido nunca de la vida de uno. Ya el viernes, Dani y yo nos marcamos una cena mano a mano en Casa Fidel; Javier Blasco es el dueño pero no se le nota, ejerce de anfitrión de manera discreta; la carta es excelente y el precio más que adecuado. Luego vamos a Gift, que habíamos quedado, pero nos vamos pronto porque el humo del local se hizo ya irrespirable. Aparecimos en Liquid, donde hay que hace cola para dejar el abrigo, para hacer pis, para recoger el abrigo, para pedir una copa... mira, que no me compensa ya, coño; pero hay que decir que el personal está muy bien y la música mejor. El resto del fin de semana me dedico a vaguear, dormir y leer; termino todas las obras de Mankell, me da pena no leer más al viejo y astuto Wallander, pero su autor ha decidido finiquitarle, él sabrá por qué. El sábado, cenita con amigos y luego a echar unos dancings por ahí, pero al final te desgañitas la garganta charlando y se baila poco. El domingo termino la semana con un latinazo, o sea, un par de sitios de tarde de la Latina que están apetecibles. Y también voy a ver "Invictus" que no tiene demasiada buena crítica pero que a mí me ha gustado mucho.

Se me cae la cara de vergüenza viendo la final de la Copa del Rey de baloncesto entre el Madrid y el Barça, cuando unos cerdos empezaron a pitar a los Reyes; lo mismo pasó el año pasado, en la final de la Copa del Rey de fútbol entre el Barça y el Bilbao, cuando otros cerdos, vete tú a saber si algunos coinciden, sujetaban pancartas en inglés diciendo que ellos no eran españoles, y pitaban escuchando el himno nacional; sin embargo, sus equipos juegan ambas Copas del Rey. Yo, como soy medio cántabro y medio castellano, nacido en Madrid, no me toca para nada el discurso nacionalista, y es más, me aburre bastante, pero me cabrea que se pite en público a los Reyes en estos actos; que no vayan si no están de acuerdo, pero resulta que los equipos a los que apoyan juegan y seguro que es un honor para ellos. Mucha vergüenza ajena, la misma que debieron sentir mis buenos amigos catalanes y mis buenos amigos vascos.

La semana empieza con una cena con buenos amigos, ya sabes, Isabé, unas risas.

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