sábado, 28 de septiembre de 2013

Tanto que contar

Mi adorable amiga Belén, cada vez que nos juntamos para charlar, siempre me recuerda que hay que quedar más porque es que " hay tanto que hablar... ". Y en esa frase resume los acontecimientos, eventos, sucesos y demás que suceden a mi alrededor, centralizados fundamentalmente en esta capital que me agota y me excita, que amo y odio pero a la que finalmente siempre vuelvo y donde me enquisto sin tregua.
No escribo en el blog desde mayo, ya sabes, las revisiones, más revisiones, un follón de no te menees de cosas que hacer y resolver, vamos, que un perezón total buscar un rato para contar mis cosas. Estoy un poco oso, cuando tengo un rato me tumbo a ver unos documentales de La 2 que me fascinan, y así, entre leones, cocodrilos, lugares remotos o cómo se cargaron a María Antonieta, me evado, dormito, me entretengo y reflexiono.
Pido por las almas de Paulo y Ana V, que se han ido, perdiendo la vida cuando no querían perderla, el juego de vivir es lo que trae, llegarán bien porque han sido buenas personas y eso tiene que tener premio.
El calendario de viajes ha sido interesante; a finales de junio aterrizamos en la Costa Azul a celebrar los 50 de José Luis; como ya imaginaba, fiestón espectacular au bord de la mer, entorno internacional y casual elegance, estupenda cena y mejor dancing, regado con generosa barra libre que servía el mejor champagne francés, excepcionales gin tonics y calimocho hecho con el mejor Beaujolais francés, ya se sabe que los vascos son muy de "calimoche", que es como se ha rebautizado el brebaje. Total, que al final la peña europea animándose con una u otra cosa, el mar llamando para baño, noche de San Juan. 
Pero el sorpresón de la fiesta fue protagonizado por el anfitrión, quien, micrófono en mano y a capela, homenajeó a sus invitados con una canción francesa, desgranó una pieza en euskera para su llorosa madre, y para terminar le dedicó el bolero " Contigo aprendí" a su ojoplático y emocionado marido, arrancando aplausos y lágrimas del respetable. Todo un artistazo como Enrique del Pozo, Carmen Sevilla dixit.
Lo de la Costa Azul me coincide con otras cosas a las que no puedo ir: ni a las bodas de plata de mi cuñada, ni a la boda de Quique y Alberto, ni a la inauguración por todo lo alto en Roma de una Fundación Indoeuropea que dirige Ion de la Riva.
El verano llega con fuerza, calor, no poder dormir más que con aire acondicionado, así que luego ronqueras, catarros y en este plan. Me escapo un par de veces a Cantabria y País Vasco a tomar el fresco, ver familia, amigos y a Lupe, la bóxer que me tiene loco. En Arminza Javier y Hugo me reciben llenos de cariño y amigos, celebran primer aniversario de boda. En Ambrosero mis amigos Juancho y Gonzalo han creado un espacio único, muy de ellos. Allí aterrizamos la BSM un fin de semana a comer, charlar y hacer risas sin parar, como siempre.
Llega agosto, agarro mochila y me planto en Helsinki, que me sorprende, fascina y que recorro entusiasmado con esos edificios Art Déco que inundan la ciudad. Agua, bosques, islas, sol, calor, largos días de luz acompañados de frutos del bosque y arenques. 
Un barco me lleva a Tallinn, donde un gran amigo me recibe y me acoge con alfombra roja y los mejores honores; la ciudad antigua es muy bonita, y aunque tiene un poco aire de parque temático, es preciosa. Andaba por ahí enrollado con mis iglesias, mi mapa, mis cosas, cuando empezaron a desembarcar españolitos de los cientos de cruceros que surcan el Báltico. Chillidos, gritos, niña no corras, tuve la sensación que daba igual estar en Tallinn que en Mercadona. Salí del casco antiguo porque era una auténtica horda de excursionistas con banderita o pegatina adherida al niki, y volví por la tarde cuando se habían ido a su barco a coger sitio para el turno de la cena.
Pero conocí otro Tallinn fuera del circuito turístico que es la ciudad que viven los locales, mucho más interesante, los restaurantes a los que ellos van, las playas donde se bañan en los escasos días del año en que pueden hacerlo, el cine de verano de Tallinn, con hamaca, manta, auriculares inalámbricos y la mejor tecnología que deja en bragas a nuestro cine de verano de La Florida...etc. Las estonias y estonios, uuaauu, buena raza, ni chonis ni bacalas.
El final de mi viaje es Riga, donde llego en un autobús VIP que atraviesa los bosques de Estonia y Letonia con el mar a la derecha; estuve allí en diciembre del 97, nevaba sin parar, ahora veo una ciudad mucho más moderna, limpia, canalla y llena de la luz de agosto que ilumina los parques y los palacios Art Déco de Elisabeta. Estos bálticos sorprenden.
A mi vuelta, disfruto como nunca de las fiestas madrileñas de La Paloma, pero  no la parte chulapona de Las Vistillas, sino de la que se  monta en la calle Calatrava, copas, diversión, lo llaman el Orgullo Chico. Un disparate lleno más de peras que de manzanas, Botella sabrá.
Un poquito de Canarias, a ver...no podía faltar.
Termino el verano en Oporto, con mis queridos Bilbao Boys, viaje lleno de cariño, afecto, vinhos da terra y unos bailes en la discoteca ad hoc de la ciudad, divertida, un poco Madrid de los 80. Montamos el número, como siempre. Vuelvo a casa agotado de tanta cuesta para arriba y para abajo y cansado de tanta iglesia con ese barroco que no te lo crees. Oporto es una grata e inesperada sorpresa para cerrar el veraneo.
Asunta era una niña chinita a la que sacaron de China para, supuestamente, tener una vida mejor, pero ha terminado estrangulada en un bosque de Galicia, los indicios apuntan a los padres, parece imposible de creer, a ver la instrucción del caso como va, todo raro raro. Esto pasa, Bretón se cargó  a sus dos pequeños. Es difícil de creer, pero pasa.
De la escena política, casi que lo dejo, he tomado la determinación de no escuchar tertulias en la radio, de no enfadarme cada vez que veo la escasa talla política en los parlamentos, estatales y autonómicos y de pasar de todo. Mucho mejor disfrutar de los buenos amigos que la vida me ha regalado. 
Septiembre ha estado cuajado de encuentros con amigos, cenas en casa o en casa de otros o por ahí. Octubre viene igual, así la rutina de trabajo, juzgados, etc... es otra.  
 

No hay comentarios: