domingo, 19 de mayo de 2013

Todo está raro

Esta mierda de tiempo me está matando. Los cambios de temperatura, de frío intenso a treinta grados en un par de días,  luego otra vez saca el abrigo y botas, y tiro porque me toca, alteran mis intestinos, cicatrices, diafragma, cosas, en fin, todo lo relacionado con mi salud, y me provoca malestar, dolor, melancolía, tristeza y miedos. A ver si llega de una vez el verano, o por lo menos, una primavera como Dios manda. Hombre ya.
He cumplido 47, no es mala edad, digo, es una edad extraordinaria, sobretodo, los tengo. Y reflexiono sobre la edad, y me pongo a pensar que toda la gente de cuando yo empecé a ser azafato allá por el 88, ahora no encuentran trabajo porque les consideran viejos.
Claro que eso solo pasa en España, bueno, también seguramente en nuestro entorno, porque en Francia, Inglaterra, y en fin, países bien, la mayor edad es una ventaja y no un inconveniente. Al pasaje no le gusta ver gente mayor en los aviones, y no me refiero  vejestorios, sino a gente entre 40 y 50 y más, no solo niñitas y niñitos que no saben resolver. Pero es lo que hay, y por eso no funciona, bueno, funciona, pero mal.
Las revisiones fueron muy bien, ahora solo me queda ya una y a seguir.
Disfrutando la vida se vive más, así que últimamente, después de unos días bajo y melancólico, me planto en el concierto de mi amiga Alaska, y saltamos como unos groupies de 20, luego a Why Not a darlo todo. Dos días después al Bernabeu a ver al Atleti que se venga del Madrid en su casa, que ya era hora. Y al teatro a ver OKUN, el espectáculo de baile yoruba del Ballet Folklórico Nacional de Cuba.
Grabo la tercera parte del reality show de Alaska&Mario, ya intervine en las dos ediciones anteriores, esta vez el contenido es un poco distinto y va más allá del asesoramiento jurídico, pero como todavía no se ha emitido no puedo contar de qué va.
Voy al aniversario ( 30 años ya ) del restaurante La Parra, convocado por el excelente relaciones públicas Carlos Marina, que es capaz de juntar a distintos grupos de gente, de todo pelaje y condición, empezando por familiares reales, y hacer que todo eso se convierta en un evento de simpatía y buen ambiente.
Escucho a Juanjo Millás en la SER, con Gemma Nierga; una vez más mete la pata y me enojo, porque con un absoluto desprecio se refiere a Soledad Becerril como " esa señora del PP, cómo se llama...", sabiendo, en primer lugar, perfectamente cómo se llama, y olvidando la intachable trayectoria democrática de Soledad desde la transición, que abrió brecha a muchas mujeres políticas, que no tiene un solo borrón de corrupción y a la que ETA asesinó a algún familiar. Y por último, olvida que Soledad Becerril es la defensora del pueblo de un gobierno democráticamente elegido, aunque le pese
Pero Juanjo Millás a veces saca a relucir su ira, que es producto de la angustia, pero además, sin gracia. Y de vez en cuando le dan un poco en la boca, como el juez Torres de Marbella que le dejó bastante cortado en la radio ante sus continuas impertinencias.
Esto de la abogacía, ay... en fin, los tiempos que no son los mejores.
A disfrutar, a vivir, a ser consciente.

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