jueves, 13 de noviembre de 2014

De la corrupción, las muecas, la cotidianeidad y las sorpresas de la vida

El asunto de los niños robados a sus madres por Sor María y secuaces, que  fueron dados en adopción, perdón, vendidos, a familias pudientes, no sale ya en prensa. Sólo se acuerdan los afectados y allegados a quienes la codicia de otros destrozó sus vidas y cortó sus vínculos más básicos.
Este escándalo, que es de lo más denigrante y estremecedor que ha pasado en España en los últimos años, parece que no merece difusión en prensa. Se conoce que los chorizos, corruptos, estafadores y demás calaña de todo pelaje, casta, ideología política y hasta sindicalistas que hay ahora pululando por la Audiencia Nacional y por los juzgados de toda la península e islas, merecen más cobertura periodística que el robo de niños.
Qué envidia me da la prensa argentina que constantemente se ocupa de los niños robados en la dictadura, y mira que allí tienen también cancha larga para hablar de corrupción y de todo eso.
Aquí, nada; lo peor es que, además, la prensa se ocupa de seguir paso a paso el previo ingreso en prisión de Isabel Pantoja, dibujándola como una pobre desgraciada, como si no hubiera habido una historia que nos han estado contando, durante años y años, programas y programas,  repletita de dorados, horteradas, Winston, dientes, prevaricación, corrupción urbanística y de bolsas llenas de billetes, retransmitiendo en directo una época de excesos en la que esa misma prensa jaleaba la horterez y el mal gusto.
Claro que uno puede cambiar de canal y no ver el horror de las folclóricas y sus hijas e hijos, pero, hija, es que te los encuentras en la televisión pública, y esto ya es demasiado. Con la de gente guapa, interesante, atractiva, glamourosa y apetecible que hay en el panorama artístico de la que hablar, cotillear y chafardear, resulta que nos meten la ordinariez y el chándal. Dice mi amiga Isabé que Televisión Española tiene un corresponsal en Cantora. Basta, por favor.
Isabé dice que si la Pantoja tiene que ir a la cárcel, que vaya. Hay una sentencia de un tribunal conformado por tres magistrados, que supone más garantía que cuando la sentencia la dicta sólo un juez o magistrado.
Quien mangue, distraiga o choricee, al trullo.
Por otro lado, lo de las tarjetas de Bankia utilizadas sin límite ni control por sus dirigentes o consejeros... pagadas, entre otros, por mí, que tuve unas acciones allí que se han volatilizado, y por muchos preferentistas que lo han perdido todo... mientras esta panda de impresentables se estaban gastando dinero en safaris y en Viagra, qué vergüenza.
El panorama político, ni te cuento. Mis buenos amigos catalanes están que trinan, porque, siendo algunos más nacionalistas que otros, a ninguno les interesa nada la independencia y tot això. Pero no pueden decirlo en público.
De jueces quería contar algo; he tenido un juicio en el que la juez no paraba de hacer muecas y gestos desagradables cada vez que yo intervenía, me lo dijeron algunas personas que estaban en la audiencia pública; claro, como a ella no le capta la cámara que graba la vista porque la cámara está detrás de ella... qué fácil es ser chula, desagradable e impertinente cuando estás ahí agazapadita y la cámara no te capta ese careto milmuecas que tienes, ¿verdad? Que te den.
Madrid es... ay, amo Madrid. Mil cosas que hacer, mil cines, teatros... día del espectador, días de cine a 2,90 €, el centro abarrotado de gente que quiere disfrutar de cultura a previos razonables. No quedaba una sola butaca libre... la plaza de los Cubos llena de gente en esos días cálidos de veroño que nos ha regalado el cambio climático.
Voy a ver "Priscilla" en el Alcázar, divertida y con buen nivel en general. Me sorprende la genial, desternillante y entrañable "Smiley" en el teatro Maravillas, especialmente bien interpretada por dos joyas actorales, deberían aprender algunas series de TV que hay ahora.
Veo " La isla mínima", espectacular, y "French Women", una locura francesa con toda la gracia que tienen las comedias francesas, capitaneadas por una Isabelle Adjani a la que yo adoraba por guapa y por reguapa, ahora requeteoperada y recauchutada, qué pena, con lo bonito que es envejecer con dignidad. La peli mola, te ríes.
Un día fui a desayunar por ahí y me sentó fenomenal, yo me entiendo.

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