jueves, 27 de agosto de 2015

Spain Pachangation

Esta cosa de mejorar la imagen de España, que tanto este Gobierno como otros anteriores han intentado a través de distintas acciones, no tiene mucho éxito. Por mucho que Margallo, Espinosa de los Monteros y otros se jacten y se llenen la boca con la Marca España, seguimos, en muchos aspectos, siendo un país de charanga y pandereta.
No logro entender, y mira que lo reflexiono, cómo la televisión pública se hace eco, a diario, de las entradas, salidas y enredos de Isabel Pantoja en la cárcel, ni cómo esta tele que apoquinamos todos tenga un corresponsal en Alcalá de Guadaira para que informe al respetable de cómo ha pasado la noche, cuándo sale, cuándo entra, si le han dado permiso o no, el parte de su abogado, si los hijos van a verla, todo al más puro estilo de telenovela de la peor calaña y sin siquiera un poquito de glamour.
No conozco a Pantoja, probablemente sea buena gente, no lo sé... será buena artista, seguro, aunque yo soy más de Rocío Jurado, pero bueno, es artista, vale. Es madre de unos chicos a los que no sigo porque hay determinados programas y cadenas que están vetados en casa; sé que ha sido conocida en la última década, a partir de 2003, (tiro de hemeroteca), por sus amoríos con un alcalde corrupto y hortera, hoy en la cárcel, al más puro estilo de lo peor de lo peor... ahí... no, más allá.
Esa misma televisión pública, entonces dirigida por el PP, luego por el PSOE, nos mostró a la pareja que hoy anda en el trullo, junto a una ex ( los vodeviles no son lo mismo sin un tercero en discordia ), en una exhibición de cuernos, besos, arrumacos, carretas en el Rocío, trajes de flamenca con Rayban, todo adornado con su buena dosis de Winston, dientes, sevillanas, el summum de la horterada y del mal gusto. La exposición de todo eso no ha sido puntual; fue, sigue siendo,y parece ser que será, constante, diaria y cargante.
Que todo eso tiene audiencia, no lo dudo; programas de grandes productoras, prensa especializada, tertulianos de dudosa preparación, tertulianos con nula preparación, etc... desgranan a diario las noticias que consideran interesantes para su público. Perfecto. Cadenas privadas, anunciantes particulares, pasta de inversores. Pero que esas noticias se trasladen a la televisión pública, no.
No ataco a la prensa del corazón; me empapo el HOLA, estoy al corriente de la vida de los royals y de las celebrities apetecibles, vale, los Alba y tal, Los Preysler y por ahí, en fin, lo normal. Critico que desde la televisión pública se esté prácticamente jaleando a una persona que está en la cárcel porque ha cometido un delito, concretamente, blanqueo de capitales, que es dar apariencia de legitimidad o legalidad a bienes o activos de origen delictivo. Choricear, vamos.
Isabel Pantoja está en la cárcel por blanquear dinero; uno no estaba allí para verlo, pero la realidad es que hay una condena de la Audiencia de Málaga; no, no es un juez que le tenga manía, es un tribunal colegiado con tres magistrados (ningún voto particular en contra), el que le ha condenado a dos años de cárcel, donde está, entre otras cosas, porque no mostró el mínimo signo de arrepentimiento.
Sin embargo, los aplausos diarios y constantes, el no tener en cuenta el delito y el estar pendientes del día a día de una delincuente, le quitan a esta condena el carácter ejemplarizante que la Justicia conlleva; aquí vale todo, que más da que haya blanqueado (esa forma tan elegante de decir otra cosa, ¿verdad?), si parece talmente una heroína metida injustamente en el talego. Oiga, que en este país hay que liarla gorda para ir a la cárcel, ¿eh?
Por ejemplo, ponerse ciego a copas y conducir borracho, provocar un accidente mortal donde un señor muere. Por eso se va la cárcel; Ortega Cano ha pagado y sigue pagando su terrible error, pero  con él no se ha producido esa cosa inocente-bobalicona-merioentucara del " yo no sé muy bien qué hago aquí" ... aún así, la tele pública le saca con su familia bailando sevillanas cual figurín en una pasarela, que yo sepa no ha cumplido su condena. Tan a gustito todos, excepto la familia de Carlos Parra, que  tiene que soportar cómo el que ha provocado la muerte de su ser querido se divierte. Y las cámaras de TVE ahí encantadas grabando todo eso.
A propósito del trullo (como dice mi adorada Isabé, no Pantoja, una amiga mía que ha salido ya en este humilde blog, que, hija, vámonos una temporada a la cárcel, que entras hecha una birria y sales estupenda, de delgada, con la piel tersa y estirada), es cierto y está acreditado que en Alcalá de Guadaira la mayor parte de los funcionarios denunció un trato de favor a Pantoja por parte de la dirección de la prisión. Dicha denuncia se ha archivado, pero lo que está claro es que cuando el río suena algo hay. Algunas presas también lo han denunciado; a una presa que promovió un aplauso a los funcionarios denunciantes, le han trasladado a otra prisión, todo al más puro estilo autoritario y chulesco. Como te salgas del caminito, fuera. Como denuncies algo que no gusta, te lo archivo... qué vas a esperar, cuando el propio responsable de la cosa de Interior recibe en su Ministerio a un imputado, y aquí no ha pasado nada; haberos ido a José Luis a tomar un pincho, es más sano.
No me extraña que los de Podemos hablen de casta, de esa casta tan rancia que hay ahora; sus razones tienen. Claro que ellos apoyan otra.
Socorro.