lunes, 30 de junio de 2014

La sal de mi vida

Cae en mi poder un libro de la escritora francesa Françoise Héritier, cuyo título " La sal de la vida", me llama la atención, me siento un rato a ojearlo y no me levanto de mi sillón de lectura hasta que no acabo la última hoja.
La sabia francesa describe, coma por coma, aquellas cosas, impresiones, momentos... que construyen sus momentos de felicidad y dicha. Según se avanza en la lectura, hay cosas que comparto y otras que no; algunas que no entiendo porque se trata de escenas, lugares o lecturas que desconozco.
Ayer nadé mi rutina de los domingos por la tarde, y mientras braceaba y pateaba, reflexioné sobre mi particular sal de la vida, aquellas cosas, instantes, visiones fugaces...que me hacen sentirme bien.
Así que vengo aquí a contarlo y plasmarlo...
... abrir los resultados de mis análisis y comprobar que los valores están bien, el olor del campo después de llover, un whatsupp que me recuerda que estás ahí, siempre lo he sabido, pero me encanta que me lo recuerdes, la sonrisa de mis ahijados, la recuperada paz de mi amiga del alma, la vista de Montemayor del Río desde la carretera, el dulce acento canario, sentarnos en una terraza a chafardear un rato, sumergirme en el mar, de paso, agradecer a Imanjá, tomar un vino con Cristina y reírnos hasta que nos duelan las costillas, reírme de mí mismo, el ritual madrileño con Toto: aeropuerto, cine, jamón y Ribera, el abrazo de Jann, los recibimientos de los perros de mi vida: Vivi, Mahou, Lupe y Otto, una copa de vino, haber hecho un extenso trabajo interior, ser consciente, ser más consciente, haber perdido el miedo, tener muchos cuñados, escuchar a Pepa Fernández los sábados y domingos por la mañana desde la cama, tapadito y adormilado, vivir, ser un espíritu libre, intentar cada día ser mejor persona, no mirar atrás, Palma, Las Palmas, una playa, pan tostado con aceite y tomate, ir al cine en versión original, si es con Celso, mejor, nadar, mirar por la ventanilla de los aviones, fantasear con formas de las nubes, viajar, patear las ciudades y grabarme videos hablando solo como los locos, comer cuando me apetece, no haber probado jamás la cocaína, mis hermanos, los cariñosos recuerdos de amigos que no están, mi etapa de auxiliar de vuelo, la contagiosa risa de María Casas, aquel pleito que gané, una mirada tuya, mi gel de baño, mi albornoz, el viaje a Israel, darme la vuelta en la cama y seguir durmiendo, leer Vanity Fair, el horóscopo de Vogue, salir en Madrid entre semana, los reencuentros con viejos amigos, el olor a café, un ramo de flores, los ensayos del coro, que no me interese la política, ser dueño de mí mismo y no someterme a normas absurdas, hacer la lista de la compra y no respetarla, haber perdonado a una tarada que quiso joderme la vida, caminar escuchando música, Cesaria Evora, tener palabra, las personas que miran a los ojos, comer piña por la mañana, un té, volver a ver a gente que hace años que no ves y darte cuenta de que es como si no hubiera pasado el tiempo, mi iPad, comerme a besos a mis sobrinos, leer en la cama, estar con Miguelón y Santiago, el helado de dulce de leche, mi Vespa, mis alumnos, el cariño que recibo, las Sisis, que me echen menos años de los que tengo, mi champú, que me acaricien el pelo, conducir, el mar, el río Cuerpo de Hombre, un abrazo auténtico, decir te quiero a la gente que quieres, mi colonia, hacer pis en mitad del campo, agradecer a Xapanah, haber sido testigo en muchas bodas, haber sido padrino en una boda, estar fuera del armario, cantar, mis amigos de la Facultad, una camiseta blanca, andar descalzo, el camino de Santiago, ir al Ritz a tomar el té, los áticos de Madrid, el atardecer en Es Trenc, el pantano, María Dolores Pradera, tomar un aperitivo, el Majuelo, mi despacho, la melena gris, mis amigas, mis amigos, pasar por la vida dejando huella, pensar que la vida merece la pena, salir de los momentos bajos, poder elegir, ayudar, una canción de Sabina, tocar Alfonsina y el Mar con mi guitarra, una poesía de Cernuda, las novelas de Easton Ellis, tener el deseo de cogerte un sabático, dormir a pierna suelta, seguir fascinándome con "Cabaret", hablar con mi primera jefa, verte sonreír, conversar, jugar al mus, esperarte en mi vida con los brazos abiertos.
 

lunes, 2 de junio de 2014

Coreando Madrid

Este año no he publicado, estoy hasta arriba de trabajo y cuando tengo tiempo libre huyo del ordenador; no he compartido ni contado nada aquí, aunque es verdad que este blog es muy mío, le doy poca publicidad... las mil cosas que pasan, que me pasan...
Estoy inmerso en un proyecto, se llama Victoria Airways, me encargo de crear un departamento nuevo, cada vez es más realidad. La ilusión de dar trabajo a personas que no lo tienen es, además, inmensa. Espero una victoria cercana y que este proyecto se haga realidad pronto.
Madrid, este invierno, ha sido divertido, lleno de eventos, salidas; poco viaje porque los sábados ensayo en un coro, ahora os cuento. La salud, bien, gracias, uf. Me reviso en unos días, una pereza... sin embargo me alegro cada día de haber superado el cáncer que ahora está minando a tanta gente cercana.
Victoria me tiene ocupado y los tribunales salpican diligencias y decretos al despacho casi cada día. Los juicios contenciosos son un coñazo, con jueces y fiscales cada día más maleducados y con una falta de empatía que lo flipo; lógicamente, hay excepciones. Y muy buenas, como en todas partes.
Hoy es el día de la abdicación; vale, uno no es muy monárquico pero parece que es lo que toca.
Madrid está de moda, dos equipos han jugado la Champions aquí al lado, por un día Lisboa cantó chotis en vez de fados. Madrid, de moda.
Pero Madrid, además, tiene otra cosa de la que estar orgullosa, y es su nuevo Coro de Hombres Gays, creado el pasado año y del que formo parte. En un principio me apunté porque siempre me gustó cantar, y acerté... pero además, la gente es estupenda y resulta que no se queda en una cosa como de aficionados, que ya hemos debutado en el Conde Duque y se avecinan más eventos.
Hay gente que no entiende esa cosa de agruparse bajo "lo" gay, etc... vale, es su problema, probablemente no saben de reivindicación, de posicionarse, de no bajar la guardia ante la homofobia que sigue existiendo, en menor medida, pero ahí está,  porque a Pablo se le ha ocurrido seguir una idea que ya existe en otra ciudades europeas y en USA. Y porque no nos importa lo que piensen los demás.
El 31 de mayo fue un día especial, emotivo, familiares, amigos... se me saltaban las lágrimas escuchando a Chema contar su adolescencia, que es la mía porque ambos somos de la misma generación, donde todo era más complicado. Todos sabemos de humillaciones, insultos y rechazos. Ahora es todo más visible, más normal, más amable... y recuerdo emocionado a tanta gente de nuestra generación que ha muerto devastada por el SIDA, que no llegó a los nuevos tratamientos y que no ha podido quedarse a vivir esta sociedad de ahora que jamás se nos pasó por la cabeza.
En el Conde Duque, todos coreamos que sabemos amar, que hay que vivir la vida, nuestra vida, con ecos de Bizet, Tino Casal, movida madrileña, Broadway y Beatles, todo ello cocinado bajo las direcciones artísticas y musicales de excelentes profesionales y contándoselo a Madrid con labios de fresa.