martes, 25 de septiembre de 2012

Bilbao Boys

Me incorporé el año pasado, un grupo de hombres, entre 40 y 50, alguno hay que se sale del margen, por arriba y por abajo. Seis nacionalidades, se habla en inglés y francés indistintamente. El pasado verano me aceptaron en Nápoles, ahora en Hamburgo ya era uno más. Veterano.
Se pasea, se charla, se cena, se bebe, se baila, y sobretodo, se conversa. Y hay mucho cariño , muchas ganas de estar, infinito deseo de volver a verse una vez al año; será en una ciudad europea que no sea capital de país, previa votación, por supuesto.
Y se llaman Bilbao Boys porque el primer viaje que hicieron fue a Bilbao.
Hamburgo ha sido la cita de este año. Fascina, es fría pero cálida, limpia, ordenada y disfrutona, y por ahí andábamos los BB de arriba a abajo recorriendo la ciudad y surcando el Elba. Se notaba la presencia de Oxun.
Hafen City es un proyecto espectacular en Hamburgo que convierte un antiguo barrio en una zona nueva, moderna y arquitectónicamente puntera, la futura Opera es un disparate maravilloso. La noche hamburguesa es como Madrid en fin de año; se adivina canallesca, ríete tú del orden y aburrimiento alemanes.
Allí andábamos, belgas, franceses, alemanes, holandeses, italianos, y madrileños, catalanes y vascos, sin importarnos nada de donde venimos cada uno.
Y risas, muchas risas.
 

sábado, 15 de septiembre de 2012

Recordando a Bateman

En el verano de 1991 leí "American Psycho", del genial Bret Easton Ellis. La novelita se las trae, narra la vida de Patrick Bateman, un psicópata asesino que tortura y mata personas y a veces hasta las mete en el microondas o introduce ratas en la vagina de una mujer para que le desgarre por dentro. O sea, un loco.
Mientras tortura, mata, descuartiza o mete trozos de muslo en el congelador, Bateman narra la historia del Nueva York de los 90, pre torres gemelas, pero que no ha cambiado mucho a la gran urbe que es ahora. Sitios de moda, restaurantes de a 120 dólares el menú de mediodía, brokers de Wall Street con zapatos de cocodrilo de 1.500 dólares y todo en ese plan; supe de muchas marcas de moda en este libro, porque el tipo se las sabía todas. Bateman cuenta lo que hace, las tías que se levanta, las copas en Nell's, el gimnasio al que va, la música que escucha en su walkman mientras corre sobre la cinta ( entonces es lo que había, hoy Patrick escucharía lo último de Adele en un iPhone 5 ), la ropa que lleva a diario, por supuesto, toda de marca, el precio de las peramanzanas japonesas que compra en Griede's y lo pirados que están todos.
Easton Ellis ha retratado de forma espectacular, tanto en esta novela como en " Glamourama", o "Menos que Zero" , el panorama de los WASP americanos, las fiestas de los niños de papá tanto de Nueva York como de la costa Oeste, que esos sí son niños de papá de verdad, los de aquí de Sotogrande o La Moraleja son una mala imitación de lo que se cuece por allí.
Hace 20 años nunca pensé que ese tipo de personajes fuera real, pero es verdad que Ellis ya vió venir el desmantelamiento y la puesta en escena de un montón de perturbados que han estado haciendo de las suyas durante años y que están siendo ya descubiertos.
José Bretón es un Bateman de pueblo y menos refinado, pero Bateman, asesino, psicópata y despiadado, es un bendito al lado del andaluz, porque Bateman no tiene hijos y es un enfermo; éste es calculador, vengativo y tan maquiavélico que es capaz de haber matado a sus hijos para vengarse de su mujer.
La realidad supera la ficción; nos llegan detalles de lo que hizo con ellos, sólo él estaba allí para verlo, pero solo pensarlo es horrible, le llena a uno de impotencia y rabia. Le caerá el trullo que sea y algún día saldrá, porque por suerte para él, vive en una democracia que no le condena a muerte ni a perpetua; tendrá, aunque ya muy mayor, una oportunidad que él mismo no ha dado a sus hijos.
El torturador y asesino Bolinaga sale a la calle, otro con suerte, porque la vida le da la oportunidad de que su puta vida se acabe fuera de la cárcel, muriéndose en los brazos de alguien querido y no entre barrotes, que es lo que se merece. El juego democrático es lo que trae, a veces no hace gracia.
Bateman, en su permanente delirio, hace constantes referencias a la música de "Los Miserables", en aquellos años para mí totalmente desconocida; un día, por curiosidad, compré el CD de este musical y desde entonces es un referente en mi vida. Valjean, Cosette, Javerti y Marius forman parte de mi discoteca de cabecera, aunque el descubrimiento haya sido a través de este detestable personaje.
Hay otro tipo de asesinatos, los crímenes de la memoria, la profanación de la dignidad de los muertos; un ejemplo, la emisión por la cadena Ser de la última conversación de los pilotos del avión accidentado de Spanair. Qué pena que los muertos no pueden poner querellas. 
 

domingo, 2 de septiembre de 2012

Este ardiente verano

Anoche salimos a festejar la rentrée y la vuelta a la normalidad, resulta que llegó un fresco vientecito que nos hizo sentir que realmente el verano se acaba. Ya era hora, que vaya canícula que hemos sufrido desde mayo, ay, pero la brisita se tornó en desagradable ventarrón que nos pilló todavía con la braga puesta y la camisetita, o sea, que pasamos un frío de pelotas.
En nuestro sitio fetiche estaba la gente de siempre, mucha celebrity y alguna famosilla de esas que no sabes muy bien si son putas o aspiran a serlo; mucha ida y venida al baño a meterse rayas, qué pereza ¿no?
En Mallorca estuve 8 días revisitando viejos y queridos lugares, todo ello con viejos y queridos amigos; me alojé cerca de Marivent, pero ni atisbo de los royals, aunque a mí todo eso me da de lado totalmente. Fuimos a Es Mussol, maravilloso restaurante de cocina mallorquina en Génova, con una deliciosa terracita que hacía las noches de Palma un poco menos insportables. Durante el día, he estado metido en el agua como los garbanzos del cocido, no podía ser de otra manera.
El mar, ofrendas a Yemanjá, miel, colonia y piña.
Tranquilas veladas con gazpacho, vinos, partidas de cartas y entretenidas charlas con buenos amigos.
Después el sur de Francia, aparecimos en la Aquitania a navegar por la Garonne, ola de calor que los franceses no esperaban, allí muy bien, aunque los restós de los pueblos cierran a las 8 de la tarde, para ellos no hay crisis. Tuve que volver antes por un percance, no es nada.
Días de navegación, vino y risas.
El río, ofrendas a Oxun, miel y colonia.
La normalidad es necesaria, la rutina, natación, andar, trabajar, el enfrentamiento que me espera ahora de todos mis contrarios, jurídicamente hablando, claro. Pero puedo con todo eso, y con más. La vida no deja de sorprenderme. Las compañías aéreas que asesoro tienen la osadía de seguir confiando en los consejos que les doy, mis clientes parece que vuelven. Yo bien
La sorpresa del verano me la llevo cuando voy a ver "Orquesta de Señoritas" en el Teatro Amaya, siete hombres en un escenario derrochando talento, liderados por un Juan Ribó por quien parecen no pasar los años, tiene cuerpo de veinteañero.
El corazón, tranquilo